Adaptándose a un gran cambio

Traducción del texto “Adapting to a Great Change”, tal y como fue revelado a Marshall Vian Summers el 22 de mayo de 2008 en Brockenhurst, Reino Unido.

Cuando se consideran las Grandes Olas de Cambio que están llegando al mundo y el encuentro de la humanidad con la vida inteligente en el universo —los dos grandes eventos de esta era de la evolución humana—, es necesario entender lo que uno ha de hacer para adaptarse a estas cambiantes circunstancias. Porque incluso si la humanidad realizara un gran esfuerzo para contrarrestar el impacto de un medioambiente en deterioro, de un clima cambiante, de la disminución de los alimentos, agua y recursos energéticos, e incluso si la humanidad ganara una mayor unidad y cooperación frente a la realidad de que vuestro mundo está siendo penetrado por fuerzas externas, procedentes del universo en que vivís, aun así tendréis que adaptaros a circunstancias cambiantes. Esta adaptación debe aceptarse, porque si pensáis que la tecnología o algún tipo de magia o política gubernamental podrán evitar esta exigencia de adaptación, estaréis cometiendo un error muy serio, y os estaréis negando el tiempo necesario para prepararos para un gran cambio en vuestras circunstancias.

¿Para qué os estáis preparando? Os estáis preparando para un mundo que experimentará graves escaseces de comida y agua en ciertas áreas, y que sobre todo tendrá que enfrentar un declive en los recursos energéticos e incluso en materiales muy básicos de los que dependéis vosotros y la gente en todas partes. Esto es la consecuencia de que la humanidad haya vivido más allá de sus límites durante tantísimo tiempo. Es como si la factura hubiera vencido después de haber pedido prestado tan intensivamente de vuestra herencia natural.

Por supuesto, mucha gente en la actualidad siente que va a llegar privación y que las cosas tendrán que cambiar muy espectacularmente. Pero a menudo no ven el alcance de esto, pensando que puede ser remediado, pensando que puede ser moderado por los esfuerzos humanos que se hagan ahora. Desde luego, estos esfuerzos son vitales y necesarios y no deberían ser minados por ninguna razón. Pero, incluso así, va a necesitarse una gran adaptación. Tendréis que aprender a vivir con mucho menos. A no ser que estéis empobrecidos y no podáis alimentaros o alojaros adecuadamente en este momento, tendréis que usar vuestros recursos mucho más cuidadosamente. Y por supuesto, esto cambiará vuestra economía. Cambiará la apariencia de la vida a vuestro alrededor, según la gente busque ahora afianzar su propia posición con las cosas más fundamentales de la vida y construir relaciones que no estén basadas en hobbies, intereses o actividades de consumo, sino en las alianzas más profundas que serán necesarias para la seguridad y la cooperación y para compartir y usar estos recursos.

El impacto de esto será muy grande, y la adaptación difícil. No subestiméis esto. Será mayor de lo que ahora pensáis. ¿Pero no ha sido esto reconocible incluso desde un tiempo anterior? ¿No podíais ver que la humanidad usaría en demasía los recursos vitales del mundo, dejando el mundo en un permanente estado de declive, pensando que la tecnología o la innovación, por sí solas, serían capaces de mitigar los resultados de esto? ¿Es que no habéis sentido, quizá desde hace mucho tiempo, que habría grandes consecuencias a la manera en que las naciones y los grupos de gente usan el mundo, disminuyendo sus recursos, destruyendo su vida salvaje y usando sus recursos energéticos vitales sin ninguna preocupación por el futuro, sin ninguna atención a la conservación? ¿No habéis visto esto y lo habéis sentido en momentos de claridad e introspección? Si podéis tomar en consideración estas experiencias pasadas, veréis que lo que el Nuevo Mensaje está presentando no es tan nuevo, sino que realmente ha sido parte de vuestra experiencia durante mucho tiempo. Ha estado con vosotros, aunque vosotros no habéis estado adecuadamente con ello.

El mundo os ha estado hablando. Las señales del mundo os han estado hablando, pero vosotros os habéis perdido mucho, preocupados tan solo con vuestros intereses y vuestros problemas, vuestros conflictos y vuestras preocupaciones, perdiéndoos las pistas del mundo y no reconociendo el movimiento de las cosas. Porque la humanidad ya ha doblado una esquina hace algún tiempo, y ahora tendrá que enfrentar las consecuencias del declive de los recursos en muchas, muchas áreas. Cuanto más conectados estéis al mundo en este aspecto, más vulnerables seréis. Incluso las cosas más simples que usáis —recursos procedentes de todo el mundo, recursos que esperáis y de los que habéis dependido, sin pensar nunca de dónde vienen, cómo se producen y el coste para la naturaleza y el medioambiente de su producción— se volverán ahora una preocupación creciente y producirán consecuencias cada vez más grandes para la gente en todas partes.

¿Qué aspecto tendrá esto para vosotros, que ahora debéis preocuparos en la preparación para un futuro que será tan distinto del pasado? Pensad en primer lugar que tenéis que reducir vuestro consumo de recursos al menos en un cincuenta por ciento, particularmente si vivís en una nación rica o lleváis un estilo de vida acomodado. Si sois muy ricos, tendréis que reducir vuestro consumo aún más. Vuestra disposición a hacerlo representa vuestra integridad y vuestra preocupación por el mundo. Porque si insistís en llevar un estilo de vida opulento y lujoso, estaréis alimentando el motor de la guerra. Estaréis requiriendo a vuestro gobierno que obtenga acceso a recursos allá donde pueda y al coste que sea —a menudo traspasando cualquier límite ético o moral que pudierais establecer para vosotros mismos.

Os estáis adaptando a un mundo donde será más difícil vivir. Y necesitaréis una mayor innovación en vuestra tecnología y una mayor cooperación entre vuestras naciones. Pero incluso así, no podréis contrarrestar completamente los grandes cambios que vendrán a vuestra manera de vivir y a vuestras prioridades.

Habrá regiones del mundo que se volverán inhabitables, y millones de personas tendrán que huir de ellas. Se volverán demasiado áridas. Su capacidad de sostener a la gente con alimentos y agua disminuirá hasta tal punto que la gente tendrá que salir y escapar. ¿A dónde irán estos millones de personas? Ellas necesitarán encontrar nuevos hogares, buscando acceder a las regiones más templadas del mundo y a las naciones más ricas del mundo. ¿Aceptaréis su presencia, o lucharéis en su contra para proteger vuestro estilo de vida y vuestras propias prioridades? ¿Y qué ocurrirá cuando las naciones no puedan sostenerse económicamente debido a la pérdida de recursos, cuando las demandas de su gente excedan por mucho el suministro que estas naciones pueden proporcionar? ¿Cómo consideraréis esto?

¿Cómo responderéis cuando el coste de vuestra comida se lleve un porcentaje muy alto de vuestros ingresos? ¿Y tendréis trabajo en industrias que no tendrán futuro y que la sociedad no puede permitirse? ¿Cuál será vuestra posición? ¿Cuál será vuestra preparación? ¿Prestaréis atención a los signos del mundo y comenzaréis a considerar vuestra vida seriamente, con compromiso y compasión? Estas son todas preguntas importantes que debéis responder por vosotros mismos.

Si prestáis atención, el mundo os está diciendo lo que está llegando. El Conocimiento dentro de vosotros, la inteligencia más profunda que Dios os ha dado, os indicará los pasos que debéis tomar —los pasos iniciales y todos los pasos que seguirán a continuación—. Quizá esto requerirá solo ajustes menores, pero deberíais considerar la posibilidad de que el cambio requerido sea muy substancial. Puede que no podáis vivir donde vivís ahora. Vuestro empleo puede no ser viable en el futuro. El coste y el gasto de vivir serán muy significativos. Y las necesidades de los más pobres serán aún mayores que en la actualidad. Esto significa que debéis estar preparados no solo para proveeros a vosotros mismos, sino para proporcionar asistencia a otros —ya sea que estén en otros países o se encuentren en vuestro propio vecindario.

Esta adaptación es crítica para el bienestar, la supervivencia y el potencial del futuro de la humanidad. Porque debe haber un cambio muy grande en cómo viven las personas y en cómo consideran su relación con el mundo y sus relaciones entre sí. Tal y como están las cosas hoy, este cambio será puesto en práctica por unas pocas personas con coraje, pero la mayoría de la gente continuará saqueando el mundo y demandando y esperando incluso mayores cosas de sus gobiernos y sus religiones, de los demás e incluso de Dios. Solo unos pocos serán suficientemente visionarios y valientes para prepararse realmente para el futuro, y su preparación supondrá una inmensa diferencia en la clase de futuro que tendrán. Ellos deben estar dispuestos a funcionar sin consenso, haciendo cosas que otras personas no están haciendo, tomando decisiones que otros no considerarían importantes —reduciendo sus gastos, reduciendo sus actividades a solo lo que es realmente significativo y esencial—. Aquí industrias enteras desaparecerán, ya que la gente no tendrá recursos suficientes para recrearse en ellas. Hobbies, viajes, arte, artículos de lujo, coleccionismo de cosas… estas industrias y todos los servicios asociados con ellas podrían desaparecer en su mayor parte.

Comenzad a pensar en esto. Pensad en la difícil situación de los ancianos y en quién les cuidará. Pensad en la difícil situación de los niños y en quién les cuidará. Porque si no os preparáis para el futuro, este os sobrepasará. Si lo hace, no estaréis en posición de proveer mucho de nada. En vez de eso, vosotros mismos requeriréis y necesitaréis una gran asistencia. ¿Quién proveerá está gran asistencia? Este es un asunto muy serio, y debéis tener mucho coraje para enfrentarlo. Y debéis enfrentarlo.

Es por eso que Dios ha enviado al mundo un Nuevo Mensaje, para prepararos para el gran cambio que está llegando. Lo que dice está más allá de la conversación humana actual, excepto en círculos muy, muy selectos. Lo que revela está más allá del alcance de la consciencia humana. Lo que provee es mayor que lo que la humanidad puede proveerse por sí misma. Pero el Nuevo Mensaje está aquí para alentar una mayor honestidad, una mayor compasión y una mayor consciencia de lo que está sucediendo en el mundo y lo que debéis hacer ahora para empezar a reorientar y preparar vuestras vidas.

En última instancia, esto debe venir del Conocimiento dentro de vosotros. Porque Dios ha puesto el Conocimiento dentro de vosotros para guiaros y protegeros en tiempos como estos, así como de cara a un futuro que apenas podéis siquiera considerar, incluso en este momento. Construir vuestra conexión con el Conocimiento supone el mayor regalo que el Nuevo Mensaje puede daros, porque tendréis que confiar en él en un grado muy alto, y este os revelará lo que vuestro intelecto nunca podría comprender. Así es como Dios os hablará —guiándoos, aconsejándoos y reforzándoos a medida que procedéis hacia delante.

Desechad vuestras fantasías sobre la transformación. Desechad vuestras fantasías de que estáis entrando en una era de abundancia. Desechad vuestras fantasías de que podríais alterar esto con vuestros pensamientos, con vuestras afirmaciones o con vuestras proclamaciones. Tenéis una responsabilidad fundamental con el mundo, y el mundo determinará el grado en que podéis vivir aquí. No podéis pasar por encima de esto.

Para algunas personas esto requerirá una gran reconsideración de sus ideas, sus creencias y sus posiciones. Otros clamarán contra Dios por dejarles caer, por no proveerles, y habrá una gran pérdida de fe. Otros arremeterán contra sus vecinos, sus gobiernos o los gobiernos de otras naciones, pensando que es todo un asunto de política y economía, sin ver que ellos mismos han violado su relación fundamental con el mundo y con la propia naturaleza. Dios os ha puesto en este mundo, pero Dios también puso en movimiento las fuerzas de la naturaleza. Estas son fuerzas rectoras, y son fuerzas limitantes. Solo podéis superarlas hasta cierto punto. Más allá debéis prestarlas atención, honrarlas y comprender cómo funcionan.

Si la humanidad destruye sus recursos energéticos fundamentales, ¿qué hará Dios por vosotros? Lo que hará será lo que ha hecho ya por vosotros, y es colocar el Conocimiento en vuestro interior. Nuestras recomendaciones son solo para el principio, para daros tiempo para ver, saber y prepararos. Pero será el propio Conocimiento el que os permitirá navegar los tiempos difíciles e inciertos por delante.

Esto no es una cuestión de ser positivo o negativo, temeroso o amoroso. Dejad a un lado estas dicotomías, pues son algo tonto. La cuestión es si podéis ver y sentir el movimiento de las cosas, y si podéis responder lo más objetivamente posible, sin la influencia cegadora de la esperanza o el miedo, sino viendo con claridad. Esta es la esencia de la cuestión. Debéis estar dispuestos a ver y sentir cosas que otros no ven ni sienten, funcionando sin acuerdo ni consenso para poder ser fuertes en el Conocimiento. Si esperáis a todos los demás, compartiréis el sino y la difícil situación de todos los demás.

Nadie va a venir a rescataros. No hay retorno a una edad dorada en el pasado. No hay una fórmula mágica o una tecnología secreta o un regalo extraterrestre que vaya a quitaros este desafío. Dejad de demandar soluciones y encarad la realidad. Estáis viviendo en el fin de la era de la indulgencia, y ahora debéis entrar en la era de la unidad y la cooperación humanas. La era de la indulgencia está llegando a su fin, y para muchos esto será abrumador. No seáis abrumados. Para muchos será un desastre. No os permitáis pasar por ese desastre. Para muchos supondrá una decepción tan profunda que no sabrán qué hacer. No estéis entre sus números.

Buscad en vuestras tradiciones religiosas. Buscad en vuestra sabiduría mundana. Buscad en la historia de la humanidad. Buscad en el Nuevo Mensaje de Dios. Buscad los signos del mundo. Buscad los signos del Conocimiento dentro de vosotros, que os están hablando incluso en este momento y que os urgen a moveros en cierta dirección.

Tomad el camino fácil y querréis olvidar, pensando que todo esto es una estupidez y que se quedará en nada. Tomad el camino difícil y tendréis que enfrentar grandes preguntas sin respuesta y mucha incertidumbre, con solo el Conocimiento dentro de vosotros y dentro de otros para llevaros adelante. Esta es vuestra mayor promesa. Esta es vuestra mayor esperanza. No pidáis que los gobiernos solucionen estos problemas, porque hasta cierto punto ellos no podrán hacerlo. No requiráis que Dios disipe el resultado de siglos de abuso humano del mundo, porque vosotros, vuestros hijos y sus hijos debéis enfrentar las consecuencias de ello.

Estáis viviendo en el final de la era de la indulgencia. Está comenzando ahora la era que requerirá unidad y cooperación humanas, así como inmenso coraje e ingenio —no el coraje y el ingenio de unas pocas personas santas, o de unas pocas personas con talento, sino de vosotros y vuestros vecinos.

La gran tentación para la humanidad será caer en la competición, el conflicto y la guerra por los recursos restantes. La gente luchará entre sí para conseguir lo que quiere y lo que necesita. Esto ocurrirá a nivel local, a nivel regional, a nivel nacional y en el mundo en conjunto. Esta gran tentación de luchar y pelear, de vencer a los demás para adquirir lo que queréis o necesitáis —Estas tendencias ya están siendo activadas—. El fuego del conflicto y la guerra está ya siendo preparado en muchos lugares. El miedo a la privación está ya dominando a muchas personas, algunas de ellas muy ricas.

Debe haber una gran elección en cómo la humanidad enfrentará tanto las Grandes Olas de cambio como la Intervención procedente del universo. Si lucháis y forcejeáis, vuestras probabilidades de éxito disminuirán en concordancia. Si os unís y aunáis vuestros recursos, vuestras probabilidades de éxito mejorarán en concordancia. Esto es una nueva plataforma para la paz —no una plataforma que se apoya solo en la ética y la moralidad, sino en la necesidad absoluta—. Porque ninguna nación será suprema si las otras naciones colapsan. Ninguna nación estará inmune si la sociedad, la economía y la estructura social de otras naciones colapsan. Aquí la riqueza y el privilegio no ofrecen inmunidad. De hecho, los ricos y privilegiados tienen mucho más que perder, y se sentirán mucho más amenazados por los miles de rostros de las Grandes Olas de cambio y las mil posibilidades de conflicto y colapso. Ellos tendrán que enfrentar incluso la hostilidad de las gentes más pobres, que les mirarán con odio y deseo de venganza.

Claramente, debe haber un Nuevo Mensaje de Dios para ayudar a contrarrestar estas tendencias tan profundamente arraigadas y minimizar los efectos de la competición, el conflicto y la guerra. Debe despertar dentro de la gente una mayor compasión y un mayor compromiso con el afianzamiento de la seguridad, no solo para su propia nación o su grupo, sino para la humanidad misma. Porque la humanidad en conjunto está entrado en el periodo más peligroso de toda su historia, un periodo en el que todo su futuro podría quedar determinado en las próximas tres o cuatro décadas —una serie de circunstancias donde no solo el bienestar y la seguridad de la humanidad están en juego, sino también vuestra libertad en la Comunidad Mayor de vida inteligente. No penséis que esto no afectará a vuestra vida, pues lo hará incluso muy profundamente.

Por tanto, vuestra capacidad de ver, de saber y de prepararos reducirá la dificultad, reducirá el estrés que esto supone, os dará una base más sólida sobre la que resistir y os pondrá en posición de ayudar a otros. Porque en el futuro tendrá que haber una gran contribución humana, mayor de lo que nunca antes se ha requerido. Esto posee una cualidad redentora. Porque todos los que están en el mundo fueron enviados aquí para servir a un mundo en necesidad, para servir al mundo en estas mismas circunstancias que están siendo reveladas aquí. Por tanto, a pesar de lo difíciles que puedan ponerse las cosas, a pesar de lo desafiantes que puedan llegar a ser las circunstancias, esto posee una cualidad redentora en el hecho de llevar a la gente a un mayor servicio a otras personas y al mundo. Este es el gran potencial de vuestro tiempo, la gran promesa y ventaja de vuestro tiempo, pero esto solo puede ser comprendido si tenéis una fundación más fuerte en vuestro interior que pueda impediros construir fantasías o responder desde el miedo, el terror, el enfado o la venganza.

Dios os ha dado esta fundación, y aunque en este momento es casi desconocida para vosotros, su valor y su importancia en vuestra vida será cada vez mayor, y eventualmente será el centro de vuestra vida. Si todo fuera maravilloso y la gente estuviera a salvo y todo estuviera asegurado, entonces la necesidad del Conocimiento no sería tan grande, y solo los más sabios o los muy insatisfechos lo buscarían para una mayor revelación y una mayor realización. Pero estar entrando en un tiempo de profundas y prolongadas dificultades es realmente un entorno muy bueno y muy estimulante para el Conocimiento. Porque ahora debéis despertar. Debéis volveros serios sobre vuestra vida. Debéis prestar atención a vuestras circunstancias. Debéis aprender sobre lo que usáis del mundo y cómo vais a lidiar con cambios profundos e inesperados en el futuro. Esto es muy redentor para la gente, y en última instancia puede hacer que la humanidad sea una raza mucho más fuerte y unida de lo que lo es hoy. Porque vuestra riqueza ha sido más una maldición que un beneficio para mucha gente —conduciéndoles a la disolución, llevándoles a la corrupción, alejándoles del poder de la presencia del Conocimiento en su interior, dejándoles apáticos e indiferentes al mundo.

La era de la indulgencia está llegando a su fin. Sus peligros son inmensos. Sus oportunidades son inmensas. Su desafío será abrumador. Su oportunidad para la contribución será profunda. Aquí no podéis quedaros al margen. No podéis permanecer neutrales, disociados de todas estas cosas. Y el grado en que podáis reconocer esto ahora y aceptar el shock de esto ahora, tendrá una gran repercusión en si podréis sobrevivir en el futuro, construir una fundación fuerte para vuestra vida y realizaros mediante el servicio a otros —llegando a ser personas íntegras, personas que son profundamente responsables, personas que han obtenido una mayor sabiduría del mundo, personas que puede sentir la gracia y el poder del Conocimiento en su interior en tiempos de paz y en tiempos de gran dificultad.

Vosotros tenéis aquí una gran oportunidad de emerger de estas circunstancias difíciles como personas renovadas —personas de gran fuerza y visión, personas capaces de enfrentar la incertidumbre, personas que puede ver el conflicto sin enfado ni odio, personas que pueden ver la necesidad humana y reconocer de qué maneras esta puede atenderse, personas que no son engañadas por todas las cosas que engañan a la gente y la dejan débil, ingenua y fácil de manipular por otros.

Tenéis esta gran oportunidad, y ahora el mundo apoyará esta oportunidad requiriendo grandes cosas de vosotros. No sintáis lástima de vosotros mismos por tener que enfrentar un desafío tan grande en la vida, pues en efecto es un regalo. Este tiene la promesa de vuestra redención. Porque en el mundo no sois redimidos por creer en Dios o adorar a Dios. Sois redimidos cumpliendo lo que habéis venido aquí a hacer. Y lo que vinisteis a hacer está ligado directamente a la condición, las circunstancias y el futuro del mundo. No importa cuál sea la naturaleza de vuestra contribución; incluso si solo habéis de servir a una única persona, todavía será este el caso.

Pero hace falta un cambio de corazón, un cambio dentro de vosotros, para poder ver las grandes posibilidades para vosotros y las grandes posibilidades para toda la familia humana. Porque os lo digo, débiles y divididos no permaneceréis libres en el universo. Otros grupos, grupos intervinientes, ganarán acceso a vuestros líderes y a las fuentes de poder en este mundo. Si sois débiles, indulgentes y estáis divididos y en conflicto entre vosotros mismos, seréis fundamentalmente débiles y vulnerables en el universo. Por tanto, las grandes oportunidades que están llegando ahora al mundo y las Grandes Olas de cambio, ofrecen la oportunidad de reestablecer a la humanidad como una raza unida y poderosa de gentes amantes de la libertad. De hecho, en este momento solo las Grandes Olas de cambio tienen realmente la promesa de daros esta posibilidad. Sin esto, la humanidad simplemente declinaría —corrupta, indulgente y en conflicto—. Simplemente declinaría, hasta que alguna otra fuerza en el universo se presentara aquí para reclamar la autoridad.

Así que, mientras estáis soñando sobre vuestra vida, soñando sobre la satisfacción, soñando sobre cosas que queréis y temiendo las cosas que no queréis, hay fuerzas mayores operando en el mundo, moviendo el mundo, cambiando las circunstancias de la vida. Ignoradlas bajo vuestra responsabilidad. Reconocedlas. Encaradlas. No exijáis soluciones, porque debéis trabajar con los problemas. Debéis ganar acceso a otros para que os ayuden. Debéis haceros fuertes, más fuertes de lo que sois ahora, más sabios de lo que sois ahora y más sobrios sobre vuestra vida —lo cual significa que no estáis gobernados por la esperanza y el miedo, sino que podéis ver con claridad, objetivamente y con coraje.

Esta es la gran revelación de vuestro tiempo. Y ahora tenéis que poner la atención en esto. Tenéis tiempo, pero no mucho tiempo. Tenéis una oportunidad, pero no una interminable oportunidad. Tenéis verdadera promesa, pero no interminable promesa. Recibid el Mensaje y la Revelación de Dios y su advertencia, bendición y preparación, porque han llegado al mundo en este tiempo. Llaman al gran manantial de sabiduría y compasión humana que ha sido construido a lo largo de los siglos, a pesar de los conflictos de la humanidad y su abuso del mundo. Tenéis todo lo que necesitáis para tener éxito. Vuestros mayores adversarios sois vosotros mismos.

Por tanto, debéis elegir, y esta elección no es simplemente una idea sino un sendero que seguís, con vuestra vida demostrando el camino que habéis escogido, lo que habéis elegido para vosotros mismos y el mundo y para el futuro de la familia humana en él. Esta es vuestra afirmación. No hagáis proclamaciones verbales; mirad en cambio vuestra vida y ved lo que está llegando en el horizonte —no con esperanza o con miedo, sino con la claridad del Conocimiento.